Diciembre, un hombre con barba, voz gruesa, risa poderosa y gran barriga, es esperado con impaciencia por toda la población para traer esperanza, regalos y gracia (bendiciones) ¿Es Papá Noel? ¿Es Luiz Inácio? ¿José Mujica? ¿O es Felipe Mongruel?
En toda América Latina, diciembre representa la revisión de las tradiciones navideñas de convivencia y esperanza. Pero, ¿de quién son estas tradiciones? Si esperamos a un anciano blanco, que viene del Polo Norte, para valorar si fuimos “buenos” y merecemos regalos. Comemos alimentos que no son nuestros y queremos un futuro que no es posible para nosotros.
El Jornal América Profunda se propuso revisar estas “verdades tradicionales” y buscar rescatar nuestra ascendencia común, así como nuestras distinciones fundamentales. Ha sido un arduo desarrollo y construcción colectiva. Queda mucho por hacer y por comunicar. Y hoy, lo que nos une es la lucha por la democracia.
Este es el tema de este número de diciembre, ¡Democracia, sustantivo femenino! ¡El futuro no se forjará en la tradición de los líderes carismáticos que tenemos! ¡Necesitamos las noticias de la realidad!
No es razonable negar que esta transición lleva tiempo, es necesario construir nuevos liderazgos. Hasta entonces, debido a la gran degradación social, ambiental, económica y cultural que vive América Latina, algunos de estos líderes tradicionales seguirán siendo necesarios. Y por su capacidad para afrontar el escenario actual, son deseables, pero no son liderazgo suficientes.
No son suficientes porque ya no son representativos. ¡Ya no deberían ser protagonistas en un continente esencialmente mestizo! En el que las mayorías, como los negros, o las minorías, como las naciones y los pueblos originarios, ya no pueden simplemente ser “escuchadas” por los líderes blancos que les darán o no la salvación (o los regalos de Navidad). Necesitan ser los protagonistas en los puestos de liderazgo.
Según una encuesta publicada recientemente por el Centro de Investigación en Macroeconomía de las Desigualdades (Made), América Latina sigue experimentando una desigualdad profunda y estructural al considerar las determinaciones de raza y género para estudiar la asimetría de ingresos. Según una investigación realizada por la CEPAL en 2020, con base en datos recolectados entre 2017 y 2018, en general, en América Latina tanto la pobreza como la pobreza extrema tienen una mayor incidencia entre las personas negras en comparación con el resto de la población. Además, en comparación con el resto de América Latina, el escenario brasileño, por ejemplo, aún se destaca por presentar la mayor disparidad en la tasa de pobreza que afecta a las personas negras en comparación con el resto de la población.
En cuanto al género, la tendencia en la región latinoamericana nos permite observar las mayores tasas de feminización de la pobreza entre la población negra en comparación con la población no negra. Según un estudio de la CEPAL (2020), en 2019, por cada 1000 hombres que vivían en hogares pobres, tomando nuevamente a Brasil como ejemplo, había 1126 mujeres viviendo en estas mismas condiciones. ¡O incluso que 705.000 hombres blancos ganan lo mismo que los 32,7 millones de mujeres negras en Brasil!
Ya no tiene sentido que estos mismos hombres blancos representen las voces de estas mujeres en el Estado Democrático. Es necesario abrir espacio para que puedan desempeñar un papel protagonista en la construcción de un futuro menos desigual. La pandemia mostró el resultado comparativo entre los estados gobernados por mujeres y los dirigidos por viejos y blancos “tradicionales”. La diferencia era literalmente una cuestión de vida o muerte.
Finalmente, vivimos un momento de esperanza, ya sea por la reanudación de un camino democrático en Chile, con la victoria de Gabriel Boric en las elecciones nacionales, o por la expectativa de retomar un liderazgo con sensibilidad popular como Lula en Brasil. En este sentido, dos navidades separan estos territorios de un giro hacia la perspectiva social. ¡Menos Minsky y más Mariana Mazucatto! ¡Necesitamos líderes (posibles) que implementen un estado impulsado por una misión! Solo así seremos capaces de compartir verdaderamente el valor y eliminar los males sociales que nos acosan en la posición colonizada. Pero la misión de nuestro Estado latinoamericano no puede venir de afuera, ¡hay que disputarla y construirla internamente! Para eso, existe el Jornal, para crear el debate y el espacio para el Diálogo.
En esta edición, es importante compartir algunos hitos. Uno de ellos es la adopción de licencias abiertas (no comerciales) para el contenido del Jornal. Creemos que es una forma de ampliar el debate y mantener viva la discusión en América Latina y más allá. Otro punto de gran orgullo es obtener nuestro ISSN (Número de serie estándar internacional), por lo que ahora nuestro contenido también cuenta como producción para nuestros autores y colaboradores. ¡Seguimos en la lucha y en la búsqueda de fortalecer nuestra gran nación latinoamericana! ¡Salud y socialismo!